La mediación se ha convertido en la alternativa popular a los procedimientos legales tradicionales, en corte. La mediación puede resolver todo tipo de disputas, desde asuntos familiares, hasta incluso problemas en las más grandes empresas. Sin embargo, aún con su creciente aumento de popularidad, sigue existiendo una gran confusión sobre lo que es realmente la mediación y lo que un mediador puede realizar. A continuación, revisaremos las tres confusiones más comunes:
1. La mediación NO es una arbitración
Las personas suelen asumir que el propósito de la mediación es que una tercera persona, con experiencia, los ayude a tomar decisiones eligiendo una solución cuando ellos no son capaces de llegar a un acuerdo. Esta concepción es la que suelen transmitir los programas de televisión, en los que el arbitrador suele dictar una “recomendación” para solucionar su disputa, sin embargo, a veces puede parecer como la obligación que puede o no ser aceptada.
Cuando nos encontramos en medio de un argumento o un conflicto, la tendencia es de querer ganar o ser quien está en lo correcto. Si no somos capaces de convencer a la otra persona de que estamos en lo correcto y ellos equivocados, entonces las personas buscarán a alguien que pueda tomar esa decisión. Si acudimos a una corte para resolver la disputa, entonces el juez será el encardo de hacerlo. Si se contrata a un arbitrador, entonces el tomará la resolución en reemplazo al juez; sin embargo, la mediación es distinta.
La mediación se trata de recibir ayuda para poder tomar decisiones en conjunto con las partes, y no delegar la decisión al mediador. Por ejemplo, en una mediación familiar, se presenta un caso de divorcio, incluso cuando se cuenta con el profesional más experimentado en el área, éste nunca va a conocer más sobre la vida y objetivos de las partes que ellos mismos ¿Por qué dejarlo a él decidir entonces?
2. La mediación NO es un abogado para dos personas
Otro error muy común es que las personas eligen a un mediador porque requieren del consejo profesional de un abogado, pero no quieren pagar por dos abogados. Aun cuando el mediador es efectivamente un abogado, y puede proveer de información legal, éste no puede ser el abogado de cada una de las partes de forma individual.
La razón por la que un mediador no puede realizar esta función, es porque éste solo puede representar a una de las partes, no a ambas. No es ético ni práctico que ello ocurra.
3. Mediación NO es meditación
Esta última puede resultar bastante más obvia, sin embargo, existe un punto de encuentro y similitudes entre ambas. La mediación involucra escuchar y desafiar tus metas antes de tomar alguna decisión, además, la mediación es muy probable que involucre la relajación y encaminar las decisiones de la persona, lo cual también puede lograrse mediante la meditación.
Por lo tanto, para resolver una disputa propia y personal es posible realizarlo mediante la mediación, aun cuando no se trata de meditación.
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