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voto de personas con discapacidad

A meses de las elecciones presidenciales, y en que candidatos se disputan la confianza de los chilenos para ocupar la banda tricolor, se olvida que un grupo considerado queda excluido. Hablamos de los 2.606.914 ciudadanos que por presentar algún tipo de discapacidad, ya sea física, visual o auditiva no ejercen su derecho a voto.

Hoy, y para las elecciones venideras de noviembre, es obligación que las mesas y vocales estén preparados para atender a estos votantes, incluyendo a los adultos mayores que tengan movilidad reducida.

En ese sentido el director nacional del Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis), Daniel Concha, es tajante al llamar a la participación, pues todas las decisiones tomadas bajo cualquier gobierno los involucra, ya sea por creación de políticas inclusivas en espacios comunes y medios masivos, el acceso a material en código braille, incluso el aprendizaje de lengua de seña por funcionarios que atienden público.

Sin embargo, no todo es color de rosa, pues las mesas tienen que llevar un registro contable de cada persona discapacitada que llegue a votar, considerando a sus acompañantes que serán el pilar fundamental para el Voto Asistido. Además, es obligación que en caso de dudas, los vocales expliquen detalladamente cómo proceder.

Pasos para ejercer el voto

– Al momento de llegar al establecimiento de votación, se presenta la cédula de identidad o pasaporte.

– La persona debe ir acompañada de alguien mayor de 18 años, y que sea de su entera confianza. En caso contrario, puede solicitar la ayuda del presidente de la mesa, para que éste lo acompañe hasta el lugar de voto. Es importante recalcar que el encargo debe esperar fuera del recinto, su función está limitada a doblar el papel y depositarlo en la urna.

– Aquellos votantes que presenten discapacidad visual, pueden solicitar a la mesa una plantilla de votación con ranuras y números en código braille.

Las mesas disponen de las medidas necesarias para que todos puedan manifestar su derecho, esto implica el uso de lenguaje inclusivo y las herramientas necesarias para que adultos mayores con movilidad reducida, personas discapacitadas o cualquier sujeto que presente alguna limitación física, visual o auditiva participe de las elecciones.